L’ Avenue, un escaparate de lujo

A menudo la gente me pregunta donde comer en París. Y aunque hace años que dejé la ciudad hay una serie de bares y restaurantes en los que establezco mi cuartel general cada vez que vuelvo. L’ Avenue es uno de ellos.

Situado en el 41 de la avenida Montaigne, en el VIIIème, es el escaparate perfecto para quienes descubren la capital de la moda por primera vez. Su galería acristalada en invierno y la terraza en verano se convierten en un spot privilegiado para tomar el pulso a una de las calles más lujosas de la ciudad. Parapetado tras los cristales el comensal observa el incesante ir y venir de modelos, ejecutivos, compradores asiáticos, árabes o rusos, turistas, habitués, señoras súper operadas o parisinas de lo más elegantes… Es fácil cruzarse con actores, fotógrafos, periodistas o incluso políticos. Capítulo aparte merecen las Fashion Week, cuando modelos, redactoras y compradores toman la ciudad.

L’ Avenue pertenece al grupo creado por los hermanos Costes, artífices de un imperio de cafés, restaurantes y hoteles en París. Además de sus famosas recopilaciones musicales. Sus locales destacan por la decoración, a cargo entre otros del arquitecto de interiores Jacques Garcia, y por reunir lo más granado del show business parisino e internacional. Entre mis favoritos están el Hotel Costes y el Café de Marly. El primero por su atmósfera inimitable, el segundo por su terraza en las arcadas del Louvre.
La carta de L’ Avenue, con platos comunes a muchos de sus locales, es una mezcla de brasserie (café parisino), cocina fusión, platos tradicionales franceses y picadas. Son típicos los petits nems de poulet (rollitos de pollo, entrada), el puré de patatas (delicioso) y el zumo de zanahoria (lo primero que pido al llegar). También me encantan las coquilles Saint Jacques (vieiras), aunque no siempre están en la carta.
En cuanto a los precios, las entradas oscilan aproximadamente entre los 20 y los 30 euros, excepto el caviar, y los platos principales entre 30 y 50. Pero ojo, esos precios no incluyen ni el IVA (TVA en Francia) ni el servicio, por lo que es fácil que la cuenta se dispare, especialmente con un buen vino.

Este video retrata el día a día del restaurante, desde el alba hasta que se apaga la última vela.