Cuando Isabel Alcón habla de sus piedras se le enciende la mirada. Unos preciosos ojos verdes que cambian de color con la luz, como sus turmalinas. Con una paciencia infinita me muestra rutilos, cuarzos, agujas de minerales y me habla de crecimientos cristalinos naturales e inclusiones. Nombres y conceptos que al principio me suenan a sueco y terminan por conquistarme.

Isabel elige personalmente cada una de sus piedras. Recorre Europa en busca de esa pieza especial que le inspire su próxima creación. “Mi inspiración surge de la piedra”, explica rotunda mientras me muestra como su trabajo sigue el crecimiento natural y los caprichos de los cuarzos y minerales.

Isabel Alcón

Gemóloga de formación,  diseñadora de joyería y experta en protocolo, Isabel trabaja materiales nobles como el ébano, el oro en sus distintas variantes (blanco, rosa y amarillo) y la plata. Los cuarzos y piedras los busca en ferias internacionales y a través de mayoristas que ya considera como amigos. Me indica sin vacilar que los mejores talladores se encuentran en Alemania, mientras me muestra varias piezas talladas por la casa Munsteiner, que utiliza principalmente en anillos.

La pieza que sujeta en esta foto es una espectacular cruz de cuarzo con agujas de turmalina roja montada en oro rojo. A la izquierda se aprecia una de sus piezas más especiales: un collar conformado por dos cuarzos únicos. El primero es un cuarzo rosa lechoso con una inclusión que parece un algodón y el segundo un cuarzo con agujas de turmalina negras, ambos montados sobre una estructura con diamantes negros y oro blanco.
A la derecha aparece mi pieza favorita: unos pendientes blancos de colmillo y hueso fosilizado de mamut.

Divertida, Isabel cuenta que al joyero artesano con el que trabaja le cambia la cara cuando le muestra las piezas. “’No. No me lo puedo creer’, me dice cuando me ve sacar las cosas”, explica. Con él hace todo el seguimiento de las creaciones, desde su idea inicial hasta la pieza final. Modifican volúmenes, formas…
“Mi sueño sería tener mi mesa y ¡llenarme de negro hasta los codos!”, exclama entre risas.

Consultada sobre su mayor reto, la diseñadora afirma que no es tanto la creación como la comercialización de sus piezas. “Son únicas y muy especiales – explica – se dirigen a mujeres con carácter. Una mujer joven, actual, a la que no le da vergüenza ponerse un anillo que le cubra media mano”. En definitiva, una mujer con personalidad.

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Las creaciones de Isabel están disponibles en la tienda Boro Maré, calle Luchana 34. Una tienda madrileña que merece su propio post, por la amabilidad de sus dueños Lola y Cristóbal y por los muebles (algunos vintage) y cuadros que propone.

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